Nombre
José A. Ramirez Lozano
Origen
Nogales (1950)
Identidad
Profesor de Lengua y Literatura, poeta, narrador y novelista.
Enlaces
josearamirezlozano.blogspot.com
Contacto
José A. Ramirez Lozano Nació en Nogales (Badajoz) el 5 de Enero de l950. Cursó estudios de Bachillerato en Cáceres y Badajoz, y de Filología en la Universidad de Sevilla, por la que se licenció en 1975. De 1977 a 2010 impartió clases de Lengua y Literatura Españolas en Sevilla, donde reside.
Ha combinado la escritura de poesía con el relato y la novela. Así como la literatura infantil y juvenil.
Obra poética:
Obra narrativa:
Obra dramática:
Obra ensayística:
Obra infantil y juvenil:
POESÍA:
NARRATIVA:
Premios de poesía. Entre otros:
Ciudad de Badajoz,Juan Ramón Jiménez, Unicaja, Ricardo Molina, Ciudad de Burgos, Rosalía de Castro, Mariano Roldán, Blas de Otero), Manuel Alcántara, Claudio Rodríguez, Ciudad de Irún, José Hierro, Ciudad de Ronda, Ciudad de Mérida, González de Lama, Fray Luis de León, Blas de Otero-Villa de Bilbao, Rafael Morales, Ciudad de Alcalá de Henares, Ciudad de Pamplona y Vicente Núñez.
Premios narrativa. También entre otros:
Ateneo de Valladolid. Jauja, Azorín, Cáceres, Ciudad de Valencia, Juan Pablo Forner, Felipe Trigo(1996 y 2009), Río Manzanares, Alarcos Llorach, Fray Luis de León, Casino de Mieres, Tierras de León , Ciudad de Salamanca, y Juan March.
Premios de Literatura Infantil y Juvenil:
Jaén, Everest, Villa de Ibi y Lazarillo(2011) de literatura juvenil .Su libro “Pipirifauna” fue seleccionado en 1996 por el Banco del Libro, Venezuela, entre las cinco mejores obras de literatura Infantil y Juvenil en Lengua Española.
Es Premio de la Critica Andaluza 2010, por su novela Las manzanas de Erasmo.
PEPITA PICÓN
Del enamoramiento de Pepita Picón nadie en Moreda supo nada. Con la cosa de ser mercera ella y él viajante de comercio, no hubo modo de averiguarlo. Domingo Pérez Mendieta era representante de ropa interior femenina, así que nadie se percataba de qué le regalaba y que no cuando la visitaba los lunes. Ella dijo luego que bragas, braguitas negras de encajes con las que estuvo correspondiéndola hasta el día que subió a la azotea y descubrió la traición. Cuando Pepita vio que la vecina empezó a tender también las mismas bragas negras, mandó a freír espárragos al cuco de Domingo. Y hasta quitó la mercería y se encerró en su casa con el desencanto. Pepita no tendió ya más bragas negras. Pepita Picón sólo tiende en su azotea pañuelos blancos. Pañuelitos al sol que nunca acaban de secarse; siempre chorreando, siempre con su gotita de lágrima.
De Habas contadas, 2010
ABREVADERO
He pasado la noche junto al abrevadero
acechando al caballo con el que un día habré
de entrar en Materón después de la batalla.
El mío es un caballo aún sin nombre que ignora
la codicia terrible de su propia belleza.
La noche lo confunde con su vasta heredad,
ese oscuro dominio que los dioses acotan
para que los mortales jamás puedan hurtarles
las criaturas celestes, hijas sólo del sueño
de su divinidad, impuro por ajeno.
Pero sé que vendrá. Los dioses le impusieron
la sed como un absurdo y cruel sometimiento
y eso lo hará más débil a la ocasión furtiva.
Él no sabe que existe porque la noche enturbia
las aguas en que abreva y lo entraña en sus sombras,
carnazón de la hulla, grupa fría del alba.
Sin embargo yo sé que basta una palabra
para que un potro cobre conciencia de su estirpe
de lumbre y le arrebate su perfil a la nada.
El hombre que bautiza con su nombre un caballo
lo hace suyo al instante y no habrá ya enemigo
que lo monte si antes no le arranca sus sílabas.
He pasado otra noche junto al abrevadero
acechando el barrunto de su trote, aguardando
lo mismo que un cuatrero el resuello caliente
de su ansiedad, el roce tan tierno de sus belfos
con el agua. Y en vano, toda la noche en vano.
Cuántas veces el alba traicionó mi ambición
mostrándome mi reino de Corambo arrasado
por las guerras absurdas que yo mismo declaro
contra mí combatiendo mis huestes con el tiempo
para aplazar así un día la victoria.
Yo sé que no entraré jamás en Materón
sin mi caballo y sigo por eso procurándole
valor al enemigo, cobardía a mis tropas.
Materón ha caído cien veces bajo el yugo
de mi mano y cien veces renuncié a su bandera.
Un caballo está hecho de su propio deseo
como el mar de la oscura posesión de su abismo.
La palabra lo hará tan cierto como el sueño
maldito de la muerte. La sed es mi aliada.
Aguantaré por eso otra noche en mi empeño
y al alba será mío, mucho más que mi sangre.
Esa mañana mismo entraré en Materón
aunque ya nadie quede que celebre mi triunfo
y mi caballo cruce solitario sus puertas
sometiendo las sombras, ajeno a la victoria.
De Corambo, 2007.