Nombre:
Fran Ignacio Mendoza
Origen:
Orellana, Extremadura,1970
Identidad:
Profesional sanitario y poeta.
Blog personal:
http://fransilvania.blogia.com/
Contacto
Nacido en Orellana (Extremadura), se traslada a Mallorca a los siete años. Autodidacta, comienza a escribir a temprana edad, siendo sus primeros referentes: Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Baudelaire, Kavafis y Conde de Lautréamont, entre otros.
Actualmente compagina su profesión como sanitario (TCE) con su actividad poética y narrativa.
Poco amigo hoy en día de certámenes, en sus inicios fue finalista del III Premio Ferré de Poesía juvenil. Algunos de esos primeros poemas están incluidos en “La eternidad efímera”.
LO QUE NO CONFESÉ A NIKOLA TESLA.
Fran Ignacio Mendoza.
Poesía / Olé Libros Editorial (2023)
«Lo que no confesé a Nikola Tesla», es un viaje en el tiempo, con dos historias paralelas, entremezclando realidad y ficción, que van hilvanando la historia por tramos desde la niñez a la adolescencia, hasta llegar aquí… A hoy.
Es un trayecto de idas y retornos de encuentros y descubrimientos, entre Extremadura y Mallorca.
La soledad, abreviatura de la tristeza, dará un leve repaso a algunos detalles históricos, que conforman parte de los escenarios confusamente imaginados.
Referencias autobiográficas con connotaciones oníricas desde que aparece Nikola Tesla y las complicidades que nos unen y son parte de la trama, entre intervalos de júbilo y desorientación. «Solitarios, buscándonos a través de años no compartidos. Esperándote en un tren estancado, en una sala de espera media vida, sin voz y en puro desequilibrio.
Hipnotizado por tus grandes logros, desde mi letargo. Tus predicciones acertadas, siendo siempre tú. Y mis ensoñaciones:
Lo que oprime el pecho. Lo inesperado hoy: ser uno de esos seres que adquieren como objetivo, adormecer al niño que un día fuimos…».
Porque no podemos olvidar el metal grávido del alma herida, en estos tiempos de deshumanización y obsolescencia.
Ensayo para una misión, de Fran Ignacio Mendoza (Versátiles Editorial, 2021)
Con explicativo prólogo de Agustín Calvo Galán, es un canto al poema de Frost, "El Camino no tomado"..., "en un no saber si me atrae la noche o tu locura". Calidad y belleza que señala el sendero a seguir en y con el sentido de la poesía, darle voz al amor, al encuentro, a la existencia: demostrando que hay fuerzas que pasan por el laberinto del saber: "en esta maniobra de atravesar/ y definir el contorno de tu geografía".
Enrique Villagrasa, 2021
Finalista del III Premio Ferré de Poesía juvenil, con sus primeros poemas. Algunos de ellos incluidos en La eternidad efímera.
*No ha vuelto a participar en ningún premio ni concurso.
«Terminal Babilonia /En aras de un susurro"» Ed. Recerca, 1999.
«El trastero del corazón», libro de autor, trilingüe, 2003.
«Opus XXI», Bubok, es, 2010.
«La eternidad efímera», Ed CasaEolo, 2012.
«Las palabras justas /Pequeñas grandes máximas», Ed. CasaEolo, 2012.
«Herramientas y otras luces distantes», junto a Carlos Muñoz, Nacional Ediciones, 2012.
«El exilio voluntario», Ed. CasaEolo, 2013.
«Asesino en sueños», vvaa, relatos, Ed. CasaEolo, 2013.
«Los colores vividos», Ed. ArtGerust, 2014.
«El lenguaje interior», Ed. Letras Cascabeleras, 2015.
«Ritos pánicos», Ed. Letras Cascabeleras, 2017.
«Final e inicio», TauEditores, 2018.
«Antología del abismo» Ediciones Vitruvio, 2019.
«Circuito integrado de un tripulante prófugo», El abismo Edita, 2019.
«Reflexiones y taquicardias», La equilibrista editorial, 2020.
«Ensayo para una misión», Versátiles Editorial. 2021
«Una revisión a la realidad», Eris Ediciones. 2022
«Lo que no confesé a Nikola Tesla», Poesía / Olé Libros Editorial (2023)
Mimetismos
(de Del color que destila afortunadamente la pureza)
De tus labios retumban las palabras,
como el eco de las tormentas alejándose.
En el pecho, en ascuas se convierten
y en la sien agujas que perforan,
esparciendo tu visión gris de la tarde,
con la materia gris de tu mente castigada.
Del castigo que te impartes por temor a amar,
en la llanura ignota que delimitas,
sabiendo amar en el verde reflejo de tu mirada,
a mansedumbre ansiada bajo secreto.
El mar azul y el negro de tus pasos,
enhebrados con el hilo que cose
la noche avanzada,
en el delirio y el latido acelerado,
con el manto áureo de los amaneceres
y el apremio en las decisiones últimas.
De tus manos nacen los laureles del perdón,
la fatídica sucesión de uñas comidas,
rabia dolida y pasión negada,
en aras de un orgullo que provoca guerras frías.
En tus palabras reviven los infiernos,
el fúnebre clamor que amedrenta la ternura,
el sopor en el balance de las horas y los valores,
enterrado bajo losas y castrado adoleces.
Salvaje el mar
empuja contra el acantilado,
celoso de bruma y sediento de labios,
con la saliva de la inquietud y la sal.
Exclamando ayes.
Vencido.
Ayes, arrepentido cada mañana.
.
Introito del alma
(El lenguaje interior)
Las noches quiebran los cristales del alma,
el alma se desangra cada noche…
La soledad de los espejos
no interfiere en el suicidio de los días.
Las noches cierran los vectores certeros,
aguzan el morbo de las mantas
y manan deseos incorpóreos,
luto de estrellas y viento de feromonas…
Las noches se desangran en el alma
contra los vértices de los espejos.
Presencian nuestros actos y el exceso,
la capacidad del hombre en la pasión.
.
Gozne
(El trastero del corazón)
I
Un último gozne
y el silencio se apodera
de un vacío impenetrable,
así los mohos surgen
entre los íntimos recuerdos,
aprehendiéndose en todos los objetos,
descargándose sobre ellos.
Deja que sucumba
en el aire, el afán de ira
que permanecía alojado.
II
Las luces del alba siempre
son las primeras luces:
el día que fijas tu mirada
en rupturas o finales.
Asido al mar y al empuje de su canto
caminarás el día gris en que tomes
el camino ayer desestimado.
Troceados los apuntes,
tachados los nombres,
imponiéndose el olvido
hasta la definitiva sombra.
El día que anuncie el siguiente
sin tu cuerpo, sin aspavientos ni honor.
III
Así, las historias
se licúan en el tiempo,
parados todos los mecanismos
y caídas las torres de defensa.
Un último gozne presente,
transforma todo lo pretérito.
.
Tarde sin saber
(La eternidad efímera)
No sé si sé este fragmento de río,
Si es dulce el agua que no me toca,
No sé si sé la historia completa,
Si sé parte de la sombra que oculta,
Si sé el pensamiento fluvial que me detuvo.
No sé si sé andar por un agua,
Que mantiene queda el alma,
No sé si sé que un ave,
Puede hacer de esta tarde,
Una inmensidad o una siesta.
No sé si sé morir por un tiempo,
Suspendido en el fondo
De un cuerpo que furtivo me reclama,
Cuando en el río oscurece.
No sé si sé de esta rama el silencio
Que propaga y me culmina.
.
Un tiempo en común
(Todas las herramientas)
Todo lo que tú ya sabes,
Y un tiempo en común.
¿De que nos sirven hoy las lágrimas
Que hemos llorado por imposibles?
La tierra se seca después de la inundación,
Los astros no saben de dolores terrenos.
Todo lo que ya te he contado,
No es nada nuevo,
sabemos que un día
Sabremos más.
Pero mientras tanto nos perdemos
El día y la noche.
Nos perdemos alejados,
Desconociendo nuestros avatares internos.
Me duele el colchón de la miseria dormida,
Que suda tantos sueños inconfesables.
Dejados a un margen por la racionalidad.
No sabemos nada,
ni contamos nada,
Estamos tan solo perdiendo,
Administrando mal:
Un tiempo en común.
.
Solo en tardes de este tamaño
(Reflexiones y taquicardias)
En tardes como esta,
descompuesta la ilusión,
aparecen las palabras exactas,
cansado de esperar
me miro a los ojos
y veo soledad.
Estallan las sienes
y todo se inunda de ríos,
de niebla en donde no estás tú.
No eres tú
Nada es nada.
En tardes de este tamaño,
miro hacia atrás en la lobreguez
y descubro que no hay nada,
que nada fue captado:
un sueño nacido de la nada,
su destino es la nada.
Solo hastío entre el norte y los pies,
Vacío en la sien y en la palabra.
Ir sin brazos, ni cabeza, sin sentido,
sin ni siquiera un beso leve
en el cristal que nos separa.
Un mundo.