Nombre:
Marino González Montero
Origen:
Almaraz (Cáceres) (1963)
Identidad:
Autor teatral, Profesor, Poeta, Editor...
Enlaces:
Contacto
(Almaraz 1963) Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Extremadura. Actualmente imparte clases en un instituto de enseñanza secundaria.
Desde el año 2000 ha colaborado en la dirección de casi treinta espectáculos teatrales.
Durante los años 1989-2004 ha colaborado en el Aula de Teatro del Instituto de Enseñanza Secundaria “Santa Eulalia” de Mérida y actualmente dirige el Aula de Teatro de Profesores (Clípeo Teatro) del mismo centro.
Como escritor ha publicado doce libros y ha realizado adaptaciones teatrales de ocho textos clásicos (Plauto y Terencio). Es fundador y codirector de la editorial de la luna libros y de la compañía teatral de la luna teatro.
Es fundador y codirector de la revista de creación La Luna de Mérida, de la colección de poesía Luna de Poniente y de la colección de libros de relatos Lunas de Oriente.
Ha realizado distintas versiones de textos grecolatinos como La comedia de la cestita, Cásina, El Persa, El Gorgojo y Truculentus, de Plauto, y El Eunuco, de Terencio para el Festival Juvenil de Teatro Grecolatino que se realiza en Mérida
Ha publicado diferentes textos para algunos números de la revista de creación La Luna de Mérida
Ha sido finalista en el Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en 2004 con su libro En dos tiempos.
Primer Premio en la IV Edición de los Premios Joven Emprendedor Europeo que organiza la Dirección General de Juventud de Extremadura dentro del programa europeo, en la categoría de Empresas en Expansión.
Premio de Fomento de la Lectura en Extremadura, que concede la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura para el año 2003, en su modalidad de: mejor iniciativa empresarial relacionada con el libro y el fomento de la lectura en Extremadura, realizado por libreros y/o editores.
TALAVERA LA VIEJA/ROSALEJO
Noviembre, 1963
El agua a veces limpia. Siempre borra.
Y decide cuántas de algunas
cosas han de estar en su sitio.
Fue en noviembre, yo cumplía
siete meses, tú naciste
el día anterior. No puedes
acordarte. Yo tampoco
supe entonces del revuelo
en la plaza. Había llegado el agua
también a la vecina Valparaíso.
Otra vez, a pulso, bajaron y subieron,
piedra a piedra, los brazos
desnudos de los hombres. Propiciaron
otra Atlántida: Los Mármoles:
el Pórtico de la Curia, las tres
columnas
de la Cilla,
el templo otro, la iglesia
de San Agustín,
la torre
demolida por vergüenza. Talavera
la Vieja: Talaverilla, empequeñecida,
con su nombre diminuto, perdidos
apellido y abolengo, sobre las cabezas
de sus antiguos moradores descansa
la corona sola del recuerdo.
Se esparcieron sus restos, ya cenizas
a merced del viento y el agua, lápidas
funerarias, la pila bautismal,
dos campanas, los tres cuadros
de El Greco
y la gente toda y muda.
El progreso: el progreso siempre
vino a nuestra puerta,
muy de cuando en cuando,
dando aldabonazos. Sobre las cabezas
de sus antiguos moradores descansa
una corona sola, engarzada de olvido.
Fue en noviembre, yo cumplía
siete meses, tú naciste
el día anterior. No puedes
acordarte. Yo tampoco
supe entonces del revuelo
en la plaza. En el bar Chine's
ensartaron el reloj de la torre
detenido y derrivado en las cinco
y diez. Levantaron, piedra a piedra,
el rollo, los brazos desnudos
de los hombres. Siempre ese empeño
en salvar el tiempo y la justicia.
Los muchachos juegan hoy
a encajar una cubierta de rueda
de bicicleta en la filigrana
que ultima
de forja
el monumento.
(Del libro Rollos y Picotas de Extremadura)